Están los amigos de toda la vida, los que conocés y te conocen desde siempre. Son los que estuvieron en todos los hitos importantes de tu vida, con los que te seguís riendo una y otra vez de los mismos cuentos, y con los que lloraste cuando lo necesitaste. Puede ser que todos hayan tomado caminos diferentes, y que con el paso del tiempo no compartas los mismos intereses, ni tengas el mismo estilo de vida, pero el vínculo se mantiene intacto. La prueba es que podés pasar tiempo sin verlos, pero cuando estás con ellos, es como si los hubieras visto el día anterior. Todo se acomoda de una manera extraordinaria para que vuelvan a ser lo que siempre van a ser: tus amigos de toda la vida. 

Están los amigos que conociste de más grande, quizás en facultad, quizás en algún trabajo, quizás porque son amigos de tu pareja, o porque la vida los puso en tu camino. Son los que llegaron en otro momento de tu vida, y te conocieron un poco más maduro. Probablemente sean los que hoy tienen más en común contigo, porque están en la misma etapa, porque les divierten las mismas cosas, o simplemente porque congeniaron bien. Deben ser con los que mejor podés hablar, porque todas esas cosas en común hacen que te comprendan mejor que nadie. No es una amistad por azar, sino por elección. Por algo te eligieron, por algo los elegiste a ellos.

Están tus hermanos y primos, que son los primeros de todos tus amigos. Son con los que compartiste tu niñez, tus primeras aventuras y muchas de tus vacaciones. No son solo tus primeros amigos, son tus amigos de por vida, porque además son familia. Estuvieron y van a estar siempre, sin importar lo que pase o donde estés, y a medida que pasa el tiempo el vínculo se multiplica a través de los hijos, que a su vez se convierten en primos, y hacen que la historia se repita.

Están tus compañeros de trabajo, que muchas veces se convierten en amigos. Son muchas las horas compartidas y muchas las veces que te escuchan y te hacen el aguante. Es probable que sepan más de tu vida que muchos de tus amigos, y seguramente en muchas ocasiones recurriste a ellos para un consejo. Con algunos mantenés el vínculo más allá del trabajo, con otros no, pero podrías quedarte largas horas charlando cada vez que los ves, como si fueran los «viejos tiempos».

Esta semana la columna va dedicada a todos los amigos. A la familia que se convierte en amigos, y a los amigos que se convierten en familia. A los que tienen un millón de amigos, y a los que tienen uno que vale millones. A los que se ven seguido, y a los que se reúnen cada tanto. A los que viven lejos, pero mantienen el contacto como si siguieran cerca; y a los que viven cerca, pero igual les cuesta encontrar tiempo para verse. A los que se conocen desde chicos, y a los que se conocieron hace unos días.

En definitiva, a todas las personas que a lo largo de la vida se van ganando este título tan preciado de amigo. Y en especial a todos mis amigos, que intenté nombrar de alguna forma mientras escribía esta columna. A los de siempre, a los de ahora y a los que vendrán.

2 comentarios en “Los amigos.

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